miércoles, 12 de diciembre de 2012

PDF errantes


Desde hace cuatro o cinco años las separatas de papel han desaparecido de los envíos postales universitarios y su lugar lo han tomando las versiones PDF. Hace ya varios años que no recibo separatas de papel, por lo menos desde 2008. ¡Me parece perfecto! Entre las muchas ventajas que ofrece este formato se halla la de que nuestros trabajos pueden tener una mayor difusión: ya no estamos limitados a las 15 o 20 separatas que se nos enviaban, si es que las imprimían, cada vez que publicábamos en alguna revista o en algún volumen misceláneo (actas, Fetschrifts, etc.). Así he ido construyendo una colección muy interesante de artículos y libros en PDF. Algunos de los más aventajados en el uso de los ordenadores digitalizaban las separatas o las páginas correspondientes del volumen y las remitían a sus conocidos. Lo último que he recibido con este sistema electro-artesanal ha sido de un homenaje publicado en Francia y de una revista argentina, ambos fechados en 2009.

Esa colección de separatas, ya sin el encanto y recuerdo afectivo, a veces invectivo, de la firma de su autor, la he incrementado con otros muchos PDF a los que he llegado navegando por internet. La gran mayoría los he recolectado a través de Google Académico (o Scholar) y de muchas bases de datos como DialnetSumarios ISOC o DOAJ, por citar las más conocidas (por su gratuidad), que permiten acceder a los textos completos de muchísimos artículos. La colección puede multiplicarse si se tiene acceso a lugares maravillosos como JStore o Project Muse, pero para eso la universidad tiene que ser rica o, por lo menos, considerar que las humanidades son tan importantes como las ciencias y las tecnologías.

A las dos fuentes anteriores hay que añadir los repositorios que las universidades han creado y en los que guardan y ponen a disposición de la comunidad académica e investigadora las tesis doctorales, los trabajos de fin de máster o de grado que han escrito y defendido sus estudiantes. En algunos casos incluso han incorporado las revistas que que publican (p. ej. Epos) y algunos libros (generalmente actas de congresos). Cada vez es más frecuente que los profesores (auto)cuelguen las colaboraciones que han publicado con otras instituciones y editoriales. Y ahí surgen algunos problemas.

El mayor problema es que muchas de esas referencias que se bajan (download) de todos esos paraísos quedan, generalmente, huérfanas de los datos bibliográficos que les deberían de acompañar de por vida (metadatos). Una vez que se pulsa el botón descargar / download y el archivo aterriza en nuestro directorio de descargas se pierde definitivamente toda conexión con la ficha catalográfica que lo arropaba. Los PDF  toman vida independiente, comienzan una vida errante, andante por ordenadores, memorias USB, discos externos, huecos en la nube, revoloteando de correo en correo…


Un caso

Durante el pasado puente de San Nicolás, mientras corregía el borrador de una tesis doctoral, me topé, entre otras muchas, con estas dos fichas:
ARRIZABALAGA, Jon y Teresa HUGUET TERMES, 2009. “La cultura de la salud de Juan Vallés en el mundo médico y terapéutico del Primer Renacimiento hispano”. Barcelona: CSIC, Institución Milà i Fontanals. Disponible en línea: <http://digital.csic.es/bitstream/10261/34967/1/Arrizabalaga_Regalo%20vida%20humana.pdf>, (28/09/2011)
y
SERRANO LARRÁYOZ, Fernando, 2009. Juan Vallés (c.1496-1563): vida y obra (Regalo de la Vida Humana) de un humanista navarro de la primera mitad del siglo XVI. Pamplona: Universidad Pública de Navarra. Disponible en línea: <https://portal.uah.es/portal/page/portal/epd2_profesores/prof363475/publicaciones/Serrano_Regalo_biografia.pdf>, (28/09/2011).
Me chocaron inmediatamente porque recordaba algo que había visto en un libro coordinado por Fernando Serrano Larráyoz (Juan Vallés, Regalo de vida humana. Pamplona, 2008). Picado por la curiosidad, pinché en ambos enlaces y en décimas de segundo dos flamantes PDF hallaron hueco en el disco duro de mi ordenador. No era material nuevo, sencillamente se trataba de los PDF de las colaboraciones publicadas en el volumen de 2008 (pp. 17–75 y 149–170 respectivamente).

El doctorando hizo lo normal. Localizó los dos documentos en internet con suma facilidad (basta con introducir Juan Vallés y regalo en Google). Lo he hecho para redactar esta nota y aparecieron en la primera página de resultados, en las posiciones 1ª y 5ª (el resultado en una nueva búsqueda puede ser ligeramente diferente):
Resultado de la búsqueda en Google
El doctorando tan solo pulsó sobre ambos enlaces y descargó sendos PDF en su ordenador, aunque tuvo la precaución de anotar y guardar la URL de donde colgaban los documentos (sobre el problema de las excesiva longitud de las URL y cómo solventarlo véase el artículo Acortar direcciones de internet).

Una vez leídos y a la vista de que merecerían formar parte del elenco de citas de la tesis, tomó los datos de lo que entendió que era la portada: la primera hoja del trabajo colgado en internet. Hasta ahí todo correcto: Autor, título, lugar de publicación y editorial (aunque en realidad son los lugares de trabajo de los autores cuando publicaron esas colaboraciones), la URL y la fecha de consulta. Nada que objetar. Ha seguido los procedimientos normales recomendados, incluso, por el MLA Handbook for Writers of Research Papers (New York: MLA, 2009, § 5.6).

Además, ambos se hallan alojados en los repositorios de dos instituciones de prestigio: Digital.CSIC y el EPD (Entorno de Publicación Docente) de la Universidad de Alcalá, por lo que están debidamente avalados (cf. MLA Handbook…, § 1.6).

El fallo del doctorando, y de muchos investigadores, es que se conforman con bajar el documento, apuntar la URL y, con un poco de suerte, la fecha de la consulta. No se molestan en averiguar nada más acerca de los documentos: dan por válidos los datos que traen consigo (si es que traen alguno además del título y el autor).

Los dos trabajos que me han servido de excusa para escribir este artículo están perfectamente identificados con su ficha catalográfica correspondiente en los espacios en los que están guardados (si pulsas sobre los enlaces podrás acceder a las fichas, pero regresa aquí para continuar leyendo): Arrizabalaga y Huguet y Serrano Larrayoz –si lo curioseas, baja por la página hasta localizarlo–. Ahí es donde el investigador debería haber recurrido para incorporar ambos trabajos en su bibliografía.

Por otra parte, las grandes bases de datos y portales web que permiten el acceso a sus fondos digitales suelen colocar en la ficha el enlace recomiendan utilizar para citar o enlazar.
Handle para Arrizabalaga y Huguet en Digital.CSIC
No solo ofrecen este identificador, sino que en muchos casos permiten, con un simple clic, incorporar la información bibliográfica en RefWorks, EndNote, Mendeley Library y otros gestores bibliográficos (¡Ya hablaremos de ellos en otra ocasión!).

Los PDF errantes pueden estar a salvo, pero es una cosa relativamente moderna, si contienen el membrete bibliográfico, una línea, por lo general en la parte baja de cada una de las páginas de un artículo, que ofrece los datos bibliográficos pertinentes.
Membretes bibliográficos 
Esa línea evitará la vida errante de los PDF indocumentados. A pesar de ello, no olvidemos nunca localizar la información bibliográfica correcta, seguro que está al alcance del ratón.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, José Manuel. No sabía lo del identificador en los repositorios y portales (handle). Respecto al pie de página que incluye los datos bibliográficos, creo que debería ser obligatorio en todas las revistas y volúmenes colectivos que ofrecen una versión digital.

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    1. Si has aprendido algo ya me satisface. Los membretes bibliográficos ahora son obligatorios si se quiere que la revista se considere como válida (criterios Latindex 12 y 13). En los libros con múltiples autores debería introducirse como obligatorio. Yo los he usado en los volúmenes de actas que he editado (en el sentido inglés) desde 2002, y así lo hacen las Actas de los congresos de Historia de la Lengua Española desde el VI, publicadas en 2005. Aún no lo he visto (a lo mejor se me ha escapado) en los Festschrift. Tiempo al tiempo.

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